Un nuevo capítulo: el bosque llega a Rubia Mala

Hace un tiempo me fui a vivir al bosque. No fue solo un cambio de paisaje —fue un cambio de ritmo, de mirada, de energía. Empecé a escuchar otras cosas, a prestarle atención al silencio, a los ciclos, a los aromas que no vienen en frascos. Y en ese nuevo universo descubrí algo que no sabía que necesitaba: crear con las manos, jugar con los elementos, transformar materia viva en objetos que acompañen.

Así nació Del Bosque Market. Primero fueron velas, hechas con cera de soja y coco, pensadas no solo para iluminar sino para sentir. Después vinieron las fragancias —algunas para el cuerpo, otras para el espacio— formuladas con tinturas madre, aceites esenciales y aromas que recolecto literalmente del bosque: ramas, hojas, cortezas, flores. Todo hecho de manera artesanal, en pequeñas cantidades, con la intención de que cada frasquito sea como llevarse un pedacito de este lugar.

Obvio que no dejé la moda —eso nunca. Rubia Mala sigue siendo mi universo fashionista, mi manera de mirar el mundo con ironía, deseo y estilo. Pero ahora se suma una nueva capa: un espacio donde conviven lo estético y lo sensorial, lo material y lo ritual. Y me encanta que todo eso viva junto.

Por eso, a partir de ahora, Del Bosque Market se integra a Rubia Mala.