MASAI MARA, KENYA
Mi paso por el Masai Mara fue sin dudas una de esas banderitas que una pone en la vida. Los paisajes como los solía ver en la televisión cuando era niña, esos árboles solitarios, las llanuras verdes y los millones de cebras y ñnus decorandolo todo.
El Masai Mara es una reserva natural que limita con Tanzania, repleta de animales salvajes y rodeada por tierras de los "indios" Masai. Lo más recomendable es viajar al Mara en la época de las migraciones de los animales, donde miles de especies como cebras, gacelas, impalas, ñnus, búfalos y otros herbívoros vienen subiendo desde el Serengueti ( en Tanzania ) en busca de agua. Fuimos testigos de como lentamente se fue poblando esta savannah con cientos de miles de animales, que no solamente no le temen al hombre ni a los autos, sino que aparte les damos mucha curiosidad, y se acercan a los caminos solo para vernos pasar.
Durante nuestra estadía contratamos un Safari privado que hace que todo sea más flexible y logré acercarme a pocos pasos de los hipopótamos y hasta hicimos un picnic en pleno Masai Mara, a merced de cualquier amigo curioso.
Levantarnos a la madrugada para iniciar "el juego" viene con una interesante carga de adrenalina. Vamos recorriendo caminos embarrados y divisando animales para acercarnos y además darle alerta a los demás safaristas. Básicamente el camión se para al lado de los animales y los turistas les sacamos fotos. Asi de simple es la experiencia y asi de enriquecedora. Porque cruzar mirada con un león o un elefante es directamente impagable.
Para mi, tener contacto con animales salvajes en su habitat natural fue impresionante como humano. Entender que nos ven como iguales, que no solo no se esconden, sino que manifiestan su soberanía, me ubico rápidamente en mi lugar en la cadena alimenticia. Cuando estas en la savannah africana, quedan bien claras las habilidades de cada especie, y ahi parada en el medio de la nada, podría decir que jamás sentí la superioridad de mi especie.